Según una investigación publicada en The International Journal of Obesity, se ha revelado que las personas obesas tienden a comer más, impulsadas por el estrés que les genera alguna situación.
Cuando nuestro organismo está sometido a una situación de estrés crónico, interno o externo, se disparan en el organismo los niveles de una hormona llamada cortisol, y su impacto en el metabolismo es muy importante.
El cortisol provoca el aumento de insulina y la elevación de los niveles niveles de estrés desencadenando un aumento del apetito, especialmente por consumir dulces y harinas. Esta forma de comer favorece el almacenamiento de grasa, generando altos niveles de sustancias inflamatorias en el hígado.
Por otro lado, el cerebro también se ve afectado, pues al intentar aliviar el estrés con comida, activamos el centro de recompensa del mismo; por ejemplo, comer un helado o unas papas fritas nos crea una sensación de bienestar, pero una vez ha pasado el efecto, sentimos deseos de consumir más de esos alimentos que, supuestamente, nos relajan.

El estudio también reveló que, personas que se habían definido como con “sobrepeso”. En lugar de controlarse para evitar ese sobrepeso, tendían a comer de más a consecuencia de la tensión que les generaban sus kilos demás.
Así mismo, la investigación ha revelado la respuesta de estrés que provoca la idea de que se tiene un peso excesivo, así como las dificultades que tiene el individuo que lo padece para controlarse en la mesa cuando es consciente de ello.
El cortisol redistribuye la grasa. La pone más en en el área abdominal y la quita de los brazos y las piernas. Es lo que se conoce como «obesidad troncular”.

¿Qué puedes hacer para combatirlo?
Sé más firme: decirle que sí a todos los compromisos, compañeros de trabajo y familiares nos puede llevar a sentirnos abrumados. Decir «no» es a veces necesario para mantener un equilibrio en tu vida.
Prepárate un arsenal de meriendas o snacks nutritivos: Para ganarle la batalla a los antojos es fundamental estar preparado. Mantén cerca snacks nutritivos y bajos en calorías tales como almendras, yogur, hummus y frutas y verduras. Por lo general, cuando sentimos ansiedad, comemos más comidas grasosas de la cuenta, según un estudio publicado por Physiology & Behavior.
Haz del ejercicio una prioridad: realizar una actividad física te relaja y te ayuda a quemar calorías. El ejercicio saca lo malo de tu cuerpo de adentro hacia afuera. Además, produce endorfinas que te harán sentir feliz y más relajado, y te ayudará a conciliar el sueño y a descansar.
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Cuidar de tu cuerpo y mente deben ser tu prioridad.
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