La recordada capa de invisibilidad que ha sido un objeto clásico del mundo del cine en películas como Harry Potter, Star Trek, y otras historias de ciencia-ficción parece que ahora puede ser una realidad gracias a un grupo de científicos estadounidenses.
Un grupo de científicos dirigidos por Xiang Zhang, del Lawrence Berkeley National Laboratory de California, han desarrollado una nueva y fina ‘capa mágica’ capaz de hacer que pequeños objetos permanezcan invisibles al ojo humano, según una publicación de la revista Science.
Al contrario de los inventos desarrollados hasta ahora, la mayoría muy gruesos, la nueva tela de camuflaje se ajusta a los objetos a esconder como si se tratara de una fina piel. Sin embargo, no sirve para cualquiera: debe hacerse a medida de cada uno de esos objetos, explica Zhang a la revista.
Las capas mágicas para hacerse invisible son un antiguo sueño del hombre y han dado pie a numerosas historias fantásticas. Pero en lugar de magia, los investigadores de las variantes modernas de estas telas de camuflaje recurren a los conocidos como metamateriales, que son materiales de fabricación artificial que tienen propiedades ópticas que no se presentan como tal en la naturaleza y que, por ejemplo, pueden desviar la luz de un objeto.

Sin embargo, en la mayoría de los casos esto funciona sólo con la luz de un determinado color y no con objetos de gran tamaño. Aunque científicos de Karlsruhe en Alemania lograron recientemente hacer invisibles grandes objetos, su técnica sólo resultaba efectiva en un entorno con niebla o circunstancias de visión difusa similares como a través de vidrio opalino.
El equipo dirigido por Zhang utilizó sin embargo otra estrategia: en lugar de desviar la luz de un objeto, su material cambia el modo en que se refleja la luz del objeto. Además, en la superficie de la tela hay numerosas antenas doradas llamadas «nanoantenas» de tamaño diminuto que captan la luz y la devuelven. La forma y el tamaño de las antenas regula la forma exacta en que la luz es devuelta.
Los investigadores demostraron la función con una pequeña escama de 0,036 milímetros en la que pusieron elevaciones de 0,001 milímetros y después cubrieron ese «micropaisaje» con su fina tela de unos 80 nanómetros de grosor, mil veces más fino que un pelo humano. Así consiguieron que el mini objeto fuera invisible en ensayos con luz roja. Ellos creen que este principio puede ser también aplicable a objetos de mayor tamaño. Sin embargo, tienen algunas limitaciones: no funciona para todo el espectro visual y en caso de utilizarlo una persona, no se podría mover, pues el manto sufriría cambios en su forma y con ellos, perdería eficacia.
En el futuro los científicos planean aumentar el tiempo de invisibilidad. Esperemos que esté disponible muy pronto.
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